Cuento: Vuestra sangre







No sabes quienes rondan a tu alrededor

-          Hemos llegado - eso me dijo mi madre cuando bajamos del auto.
Es curioso, muy curioso como pensaba mi madre, con la intención de que tuviera una educación elitista y lejos de mi padre.
Diez lunes más tarde, leve clima y la monótona formación de todo el plantel.
Yo me balanceaba en mis tobillos para no dormirme ante aquel sermón, ya debíamos estar en el salón, ¿Por qué hacerla larga?, y todas oyéndolo como si las hiciera más inteligentes.
Éste era mi 3er año de secundaria, ¿Dónde me vine a estudiar?
Mi amiga, la chica robusta de pelo muy corto, intercambiaba un buen chisme con su compañera del otro salón, una chica morenita tan alta como ella y de unos marrones ojos, oían el sermón y al mismo tiempo reían.
Un fuerte soplido despeinó su cerquillo e instintivamente miré al cielo nublado.
En un segundo, cuerdas negras cayeron sobre el patio y bajaron tipos cubiertos de armas, pasamontañas, guantes y fuertes botas. Nadie reaccionó ni dijo nada, la directora botó el micro muda, orinándose.
Aquellos sujetos dispararon varias veces al aire y tomaron de los moños a las chicas y con sus dagas les cortaron las colas.
Corrí hacia los baños, detrás del pasadizo paralelo a ellos, debía planear como salir de allí.
Tuve la primera fila a toda esa masacre; las desnudaron, raparon y degollaron a varias luego de revisarles el cabello ¿Por qué?   
Comenzó a llover y ellas arrodilladas unas contra otras llorando en silencio. Misma película bélica sin audio.
Ellos patearon las estatuas y destruyeron los jardines del patio. Colgaron a las más altas de los tobillos en el segundo piso, matándolas una por una.
Otra lluvia de disparos, redujo en minutos a la mitad de ellas destrozando el suelo y las puertas de los salones.
Absorta, llorando tapando mi boca y sin darme cuenta de los escasos metros que me separaban; me agarraron del hombro y arrastraron del cuello de la blusa a los baños. Cerré los ojos para calmarme y abrí para ver a mi verdugo.
Éste, hizo señal de silencio, tiró al suelo ropas parecidas a las suyas y cortó mi cabello.
Lo entendí, y no derrame ni una lágrima al ver mis cabellos, con un poco de sangre en el suelo. Ni al desnudarme por completo y ponerme su ropa, sin contar los calambres por vestirme rápido, él era mi boleto de salida.
Con la bota mal atada, me sacó de los baños a empujones hacia el lado derecho, hasta llegar a los edificios. Había una escalera hacia uno de los tantos helicópteros detenidos en el techo, eran aproximadamente 7. Luego de ver cómo le disparaban a mi amiga de pelo corto, en la cabeza; subí rápido, sólo pensando en las pesadas botas y el oscilar de la escalera.
Dentro me esperaban dos señores en saco y corbata:
-          Esto era necesario, vamos a sacarte de aquí – dijo el de poco cabello
-          ¿Pero a dónde? – ¿Estaba con amigos?
-          Eres hija digna de tu padre
-          Míralas – señaló el otro a la ventana
Parpadeé varias veces. Sus cuerpos mortales se deslizaban como si fueran una envoltura y de ellos salía una especie de lagarto, arrastrándose, queriendo respirar y vivir. Trastabillé, tuvieron sujetarme y sentarme.
-          Tú eras la siguiente – vomité, todo me temblaba
-          El discurso que oías era un rito de iniciación – los lagartos aún se arrastraban intentando meterse a sus cuerpos, éstos les daban algún tipo de protección; otros lamían un poco la sangre del cuerpo aún con vida.
-          ¿Por qué? – el terror no me dejaba pensar con claridad - ¿Soy lo mismo?
-          Ellos no tenían tiempo, y la sangre de tu padre te protege
El helicóptero se elevó, vi como mi colegio era reducido a un fuego verdoso. Ya no se oían gritos de chicas, sino chillidos de lagartos. Los helicópteros sobrevolaban con nosotros.
Me retiré los guantes para secarme mejor las lágrimas, y en mi mano derecha ciertas escamas verdes se desprendían. Por eso reemplazaron mi ropa, debían deshacerme de todo contacto con ellos.
-         
      - Verás a tu padre en unos momentos – dijo el segundo sujeto, al fin escapaba de mi prisión.
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Reseña: Amanecer Rojo === > 4.5 / 5



Lista de libros leídos 2017:                                   09 / 50



Llegue a este libro por la reseña del: Geek Furioso de la literatura.
Confesaré, que fue uno de los pocos libros que están saliendo actualmente de géneros juveniles que me interesé en leerlo. Y siendo un género: distopías, con novela épica, estoy encantada. Primero porque parece la continuación y mejoramiento de los 3 libros de los “Juegos del hambre”. Pues se baten a duelo un grupo de jóvenes, hay un sistema, organizadores, bestias digitalizadas y patrocinadores, “Proctores”.
Lo curioso de las distopías es que nunca derrotan al sistema, solo sobreviven. En la mayoría de distopías juveniles pasa todo lo contrario y le restan peso a la novela. En esta no.
Describen al amor desde otro punto, como realmente deberíamos verlo, como parte del alma, como sustancia que solo percibimos y llena el ambiente. Cuenta momento a momento como conquistar una guerra y no aferrarnos a las municiones. Quien se queda quieto, pierde o es un esclavo. Pues hasta ellos se ganan su libertad.
El chico viene de la casta más pobre del planeta rojo, quien al descubrir el engaño y ver asesinar a su esposa, comprende que para darle espacio a su gente debe aliarse con los poderosos. Pasando de ser un esclavo o “Rojo” a “Dorado”, para ello tendrá que mutar su cuerpo y mente. Cambiando tejido, cabello, ojos, etc.
Está más claro que el agua en este libro, que uno debe aprender de sus errores y quien se domina, domina al mundo.
 
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