Lo escribí el verano del 2015, espero que les guste ^^
AUTOR: Patricia Castañeda ó Paty Orrego
De todas las fotos posibles que debí tomar, sólo mantengo un cuadro que
se me ocurrió pintar. Tanto sitios que fui a conocer y ni siquiera
guardo un solo recuerdo, según Benjamín, es mejor así, pues si narro de
nuevo una anécdota, no tendré que recurrir a una foto para recordar el
sitio exactamente igual, sino que usare la sensación que tenía ese día;
ése Benjamín debería dejar un rato los libros, a veces es demasiado
“inspirado”. Aunque no me quejo, gracias a sus extravagantes planes,
estoy aquí, si aquí mismo, en mi sala, mirando un cuadro que se me
ocurrió pintar, ¿tonto, no?, ¿Por qué pintar un cuadro del sitio menos
pensado?, ni siquiera me gustó el lugar. Pues ese día, bajamos bastante
cansados de tanto trabajo, yo con la mochila llena de quien sabe que
cosas a usar, ¿Por qué me ofrecí?, ¿no era mejor quedarme en mi casa
matando el tiempo que venir a ayudarlos?, pero claro, una chica me
sonrió de una forma inesperada y ya estaba en un abrir y cerrar de ojos
en el carro, bien colocado el cinturón de seguridad y listo para
largarme, sí, claro, si no fuera por Estephanie, en fin, algún día
hablaremos de tu a mí, si, espero que me oigas y bien.
Pero no
habría paseo perfecto si el inspirado de Benjamín no se hubiera unido,
¿Por qué no se quedo leyendo lo que siempre lee en un sábado?, no,
claro, tenía que venirme hacer la competencia, con lo que me costó subir
las mochilas, ¡maldita sea mi suerte! Pienso meterme a leer libros,
pues tan bien se lleva con las chicas, ¿Cómo mierda entiende su
lenguaje?, yo apenas se como dedicar un poema, ¿un poema?, a lo mucho
llego a decir dos líneas que rimen, “¿y así quieres ser un escritor?”,
mi padre ¡caracho!, siempre me lo echa en cara, no sabe que me gusta lo
dramático y policiaco, ¡que mierda tengo yo que hacer escribiendo
cursilerías!, “debes usarlas para conquistar mujeres, que para eso se
inventó el bendito lenguaje”, ¡cojudeces! En fin, estoy aquí, y sigo
mirando el estúpido cuadro que se me ocurrió pintar. No esta tan feo,
quizás se lo regale a mi hermana, ella es pintora, seguro no lo vendería
a ningún precio, le falta técnica y no sé qué tonterías mas, pues lo
curioso es que luego de una borrachera me vine a pintarlo, ¡claro, mi
mente no tiene mejor plan que una cruda de acuarelas! Jajaja, si me
viera Benjamín, seguro se le ocurriría decirme “pero compadre, el cuadro
es lo de menos, recuerda porque lo pintaste”, claro, lo pinte porque se
me dio la regalada gana, porque estabas afanando a Estephanie delante
mío, ¡si, estabas hablándole al oído mientras yo sostenía una cerveza en
la mano!, y no tuve mejor idea que hacerle la conversa a tu prima,
quien no dejo de contarme de los barcos camaroneros y justo frente a mi
estaban, todos en la fila india, ¡que cojones! ¿Desde cuándo un sábado
puede pasarse con un tema así en un lugar así?, está hecho, voy a
regalarle el cuadro a mi hermana, la pintora, que haga lo que le plazca y
sino que lo use para evitar que los mosquitos entren a su cuarto,
¿total, para algo debe servir, no?
El reloj me indica que debo estar
en la playa, clásica reunión del último domingo de mi querido verano,
pero ya ¿debería usar esa visera del 90 de mi papá?, mejor no, total, mi
pelo esta largo, si tan largo que mi hermana me persigue con las
tijeras cada fin de semana, ¡pero si esta a la moda!
Salgo todo
apurado, aunque viva a unas cuántas cuadras del mirador, debo acelerar
el paso, pues es bueno retar a los chibolos que siempre me hacen gestos
con el brazo, cuando paso; no soy de correr cuando vienen con globos
llenos de agua quien sabe de dónde. Ya saben de la correteada que les di
el otro día, atrévanse a tirarme un solo globo y se pasaran la noche
llorando, si así rudo y todo me retan, veamos si ahora quieren o no
correr.
Camino con el sol en la nuca, quema demasiado, no los veo.
Doblo la esquina y sigo bajando, ¿Por qué justo hoy hace tanto sol?,
ayer llovió y los días pasados, estuvo nublado, parece que siempre se
las agarra el clima conmigo. Si les contara de esa salidita a la
piscina, donde estuvo más nublado que mi Lima querida, no volverían en
su vida a planear vacaciones, “pero si solo llovió un poquito”, llovió
tanto como en Tarapoto, y encima hizo frio, ¡que no me vengan a contar
mentiras! Claro y luego me tildan de cínico, ¿Qué no me puedo quejar?,
digo, el mundo no es perfecto y uno se esfuerza para pasar el rato y es
el clima quien nos jode la vida.
Según Benjamín, tengo desde que
nací, una nube negra lloviendo constantemente, seguro por eso sus amigos
de música underground me querían jalar para su banda ¿pero desde cuando
yo he puesto interés en la música?, ¡caracho!, ¿Qué más puede pensar la
gente de mi?, quizás por esa razón, aparte de lo amargado y cínico que
soy, no tengo novia, bueno no me hace falta ni nada, ¿me imaginan
mimando a alguien?, pues me sale y muy bien, pues Estephanie, si, la
chica que nombre hace ratito, es quien mejor me tolera. Es graciosa y
curiosa, siempre se ríe de mi sentido del humor, ¡caracho!, ¿así le
dicen ahora a mi forma de hablar?, como dice Benjamín “no eres odioso,
solo te juzgan antes de conocerte, siempre nos haces reír”, ¿y digo yo,
porque no me rio yo también?, ¡soy solidario! me siento con unas
cervecitas y ellos acaban hasta el suelo riéndose y yo apenas me entero,
y siempre como zonzo preguntando ¿Qué dije? Y siendo cuerdo ¿Qué les
estaba contando?, a ya, bueno cuando estoy con Estephanie aparte de
hacerla reír un montón, siempre me cuenta los líos con su mamá y el loco
de su hermano, si, ese bajito con quien siempre me siento a tomar unas
cubas libres, pues las prefiero a otro tipo de trago, cosa que a mis
patas no le hace gracia, ellos quieren verme borracho de cerveza.
En
fin, de tanto pensar y pensar no me fije para nada de ese par de perros
que venían correteando, y estoy ahorita mismo, sobándome la pierna del
trancazo que me di; tenían que ser las calles de bajada, ojala no me
viera mi viejo, o me soltaría la madre por las lagrimitas que se
cayeron, ¡pero es que duele!
Al fin llego al mirador, bueno es
mirador para mi, aunque para el resto de seres vivos y perros, sea un
trozo de cerro no cercado, pero es entrañable ¿dije entrañable?, ¿pero
qué otra palabra puedo usar?, ¡me conmovió y punto!
Es una simple
esquina de un cerro y se puede ver las casitas en bajada y todo el nivel
del mar a tus pies, el mar apenas se observa, pero es increíble que
hasta aquí pueda oler; así es señores, tengo mis momentos de
inspiración, si escribo de este sitio fijo mato algún personaje y su
sangre pintará el mar de colores que solo ven bien los borrachos, ¡claro
que sí!, ¿Por qué conformarme escribiendo las rimas aburridas que todos
ponen? ¡falta de imaginación y unos cuantos cigarros!, como dice mi
viejo ”lárgate a Lima con tu sentido cínico de la vida”, si pues allá
solo me aguantan, mentira aquí también, mis patas de toda la vida,
¿Quién rayos invento esa frase?, pero sino paso de los 18, ¿eso es
vida?, no no no, eso es “etapa de niñerías”, pues recién estoy viviendo
mi vida, o bueno, intentando no sorprenderme demasiado cuando alguien se
bronquea conmigo por solo mirarlo, como si me importara lo que piensan
otros de mi.
Y al fin llegan mis patas, todos arreglándose el polo y
la cara, se quedaron dormidos de nuevo, esperen ¿vienen chicas
también?, ¡pero era reunión de varones, sólo varones!, tenía que ser
Benjamín, no puede dejar de acaparar chicas, ni siquiera con nosotros
deja sus boberías, ¡me harta!, como esa vez que fuimos a la universidad
del centro a conocer chicas y este mequetrefe me dejó sólo, con las de
enfermería, mientras invitaba a 3 de derecho a comer un salchipapas, ¿y
de que temas hablaría yo con quienes tienen de hobbies extraer sangre?,
para mí que en su otra vida fueron vampiros, con esa batita blanca a mi
no me engañan.
Al menos viene Estephanie y como este mequetrefe sabe que me muero por ella, cuando no, ¡chantajista!
Nos encaminamos a bajar el mirador, y es una pena, me gustan los sitios
así, ahora vamos directo a la playa y eso hace perder la buena voluntad
del lugar, pues yo prefiero quedarme aquí parado mirando el sitio que
tener que bajarlo, ¿pero que nadie piensa como yo?, deténganse un
momento y aprecien el desastre de la municipalidad de no querer cerrar y
dejar en baches la ciudad, ¡bellísimo!, hasta me casaría con este
mirador si lo permitieran, porque puedo venir aquí las veces que quiero,
eso sí con agua en una botella, no como las de mi madre “sin etiqueta,
no hijito”, ¿etiqueta?, si es agua de “san caño” como dice mi tía
Elmira, ¡esa sí que es una mujer de palabras precisas, caracho!, yo me
casaría con una mujer así, no tiene por qué estar poniéndole nombres
raros a las cosas, las llama por su nombre, por eso la quiero tanto, por
ser la única que entiende mi enredado cerebro. Si, ella, cuando cumplí
los 17 años me dijo “hijito, vete a vivir el mundo y jamás pero jamás te
enamores”, y no lo dijo porque me iban a romper el corazón ni nada,
ella cuando habla de enamorarse, se refiere a quedarme atado a una cosa y
no vivir las demás, pues según ella, todos debemos ser como
malabaristas, no tener las cosas en las manos, sino tener la capacidad
de tenerlas la mayor cantidad en el aire.
Algún día entenderé sus
metáforas, por ahora me encamino con mis patas a desencantar mi sueño.
Por esa razón pinte ese cuadro pienso yo, quería retratar algo que no
significara nada, solo para recordar que no necesito motivos para hacer
algo, que no necesito sentir para moverme, que puedo reírme de tonterías
y encontrarle la sonrisa a cada desgracia, con razón me querían meter a
esa banda, y me rio de recordar las veces que mi hermana me grita desde
su cuarto “!o te cortas el pelo o te llamare cabeza de libro!”, pero
¡si no me gusta leer!, y a la par con Benjamín, intentan meterme un
libro dentro de mis cosas cada vez que me pierdo por la ciudad para
conocerla; me pregunta siempre si voy por inspiración, ¿inspiración, que
es eso?, siempre le respondo: voy porque tengo piernas y respiro ¿se
necesita más? Y ni recordar la pelea que tuve con mi anterior jefe, pues
no le gustó en nada que llegara vestido con pijama el “viernes
informal”, ¡pero que tiene mi pijama, si me lo regaló mi mamá!
Estephanie camina alado mío, sabe que estoy pensando en algo y seguro me
preguntara, ¡pero qué curiosa esta mujer!, hasta dice que se casaría
conmigo sólo para oír todo lo que en mi cabeza grita, ¿pero porque me ve
como desesperado por hablar?, si cuando hablo, hasta mi tía me tira una
sandalia y me dice: “hablas como el rio con piedras y siempre de lo
mismo, si quieres casarte con la ciudad, deja de pasar encerrado tanto
tiempo en tu cuarto”, y que linda la ciudad, podría pasar días de días
recorriéndola, hablando con la gente, riéndome con esos señores vestidos
de mujer, claro, son tan sinceros y graciosos, ¡que buenos chistes me
cuentan!, siempre me actualizo cuando estoy con ellos, ¡caracho cuanto
quiero mi ciudad!, por esa razón siempre hablo, no porque lo necesite,
sino porque me gusta y a la gente también, y los que no hablan disfrutan
su silencio, ¡caracho, que perfecta es la vida!
Ahora Estephanie
me cuenta la ultima de su hermano, la amenaza con no dejarla salir a la
fiesta de promo conmigo, obvio, porque yo totalmente enamorado le
pregunté si deseaba ir conmigo, y ella rápidamente me dijo que sí, pero
primero me estuvo dando largas para no preguntarle, ¿Por qué le gusta
jugar así conmigo?, si supiera las veces que lo ensaye y ensaye, hasta
me quede sin voz durante 3 días, sólo para impostar la voz, así me
engaño Benjamín , “con eso conquistas a la flaca”, ¿pero que tiene en el
cerebro?, todo porque enseña oratoria, ¡ay como me cae re mal, pero aun
así somos patas!, tenemos una amistad como en la política, no me cae,
pero nos necesitamos, ¡que hipócrita me siento!, pero no lo crean ah,
siempre se lo digo, somos más amigos que hipócritas, claro y sencillo.
Al fin llegamos a la playa y Estephanie sigue describiéndome al detalle
su vestido, el que usará para su promoción, ese rosado con faldita,
según ella, para bailar y no tener miedo a que se le vea algo; la verdad
me da igual si se le ve o no, me gusta bailar y mucho, y no me fijo en
otros detalles, aunque mi primo me quiera corromper, él que se vaya a
mirarles a las chicas, soy un chico sano, aunque nadie me lo crea.
La playa esta cálida, y poca muy poca gente, creo que por ser tarde de
Domingo. Me saco las sandalias, por fin le hice caso a mi tía “¿zapatos
para la playa, que eres un desubicado?”, porque siempre usan a sus
paisanos como referencia, y ella que está harta de la discriminación y
sino entiendes rápido te suelta la historia completa de cómo se vino de
su querido Huamachuco, ¡ay que linda su tierra, como debe extrañarla mi
tía Elmira!, ya me llevara a conocerla.
Uno de los chibolos que
venden fruta en bolsas congeladas, si son marcianos, ya lo sé, pero no
son verdes ni extraterrestres para llamarlos así, compro un par y
Estephanie se ríe, ¿Qué hice ahora para que me enseñara sus 32 dientes,
si sabe que me enamoro más?, ¡que linda chica! ¿me besara en el
atardecer?, pienso esto y se me viene a la mente el lapazo que me dio mi
viejo cuando le pregunto de cosas de chicas, “macho que se respeta besa
primero”, ¿primero?, ni que fuera hipódromo, yo no quiero competir,
quiero saber cómo se siente, nada más y no, no estoy siendo cursi, es
sólo curiosidad.
Acabo mi fruta en bolsa congelada, okey sólo le
diré marciano para evitarme toda la descripción, y lo guardo en mi
bolsillo; Estephanie sigue comiendo el suyo y la quedo mirando, si fuera
por Benjamín hasta le diría unas palabras dulces o le tomaría una foto,
hasta la pintaría, pero no soy Benjamín, solo soy yo y lo que yo hago
es mirar, no para inspirarme, sino porque me gusta mirar y mucho.
Ella gira y me sonríe, aquí vamos de nuevo, 300 latidos por segundo,
bueno al menos mi corazón hace ejercicio y no estoy corriendo, de algo
sirve estar enamorado, salvo que cuando me vaya de mi querida ciudad no
la volveré a ver y quizás aun mantenga contacto con ella, ¡ay
Estephanie!, puede que te regale el cuadro, ese camaronero que pinte
cuando hablabas con Benjamín y yo estaba incomodo hablando, mirando a
los barcos y oyendo a la prima de éste, contarme sobre ellos. Te lo
regalaría no para que me recuerdes, sino porque es parte de la historia
de cómo soy, es todo lo que puedo ofrecerte, mi sinceridad, sin palabras
lindas, ni melodramas, solo las sinceras palabras de alguien, ese soy
yo.
Un pelotazo cae en mi cabeza, es mi pata, el señor de los
helados; siempre me vengo a jugar un partido en las mañanas, claro,
también juego en la playa, pero para venirme, no bajo por el mirador,
sino me vengo de frente, porque quiero recordarlo tal como es. Le digo a
Estephanie para jugar, pero ella prefiere irse a hacer montones de
arena con sus amigas, y yo, darle de patadas a una pelota, así libero un
poco de energía y canso mas a mi corazón, porque sólo hacerlo trabajar a
latidos de joven enamorado, francamente me aburre.
Benjamín toma
la pelota, él jugará en el equipo contrario y yo estaré con el señor de
los helados, así quedamos 2 a dos, pues Benjamín y mi otro pata son los
únicos que desean jugar, los otros están de porteros y ya sé que esos
también juegan ¿pero a qué hora?, en fin, me llega lo que puedan pensar,
los arqueros en la playa se la llevan fácil.
Jugando y tragando
arena, mandamos la pelota 3 veces al agua y quien creen que fue por
ella, exacto, yo, ¿y por qué?, por el calor que hace, un poco de agua
fresca de mar es lo que necesito para bajarme la temperatura o si no me
pondré más rojo que nunca, aunque por el color de mi piel ni se notara,
pero quema. Y hago dos goles, y también sufrir a los arqueros, pues los
saco de su tranquila posición y los hago correr, para eso los traje.
Al final nos meten 4 goles, ¡no puedo creerlo!, me lesiono al final del
partido y nos meten otros 3 mas, no vuelvo a jugar en la tarde, la
mañana siempre me da suerte y también porque ¡no se ve ni un carajo!, el
sol ya se fue, no nos quiso esperar, y que no me oiga decir lo que
pienso, ¿me escuchaste mata pasiones! Y seguro tú muy campante ¡me
fulminarías con su mirada de desprecio! Y él me responde con quemaduras
de 4to grado, si es que eso existe. Las horas son tan cortas, sobre todo
cuando vas a meter un penal y no hay luz, ¿para donde patie?, a la
cabeza de Benjamín y ¿Qué hizo?, mandarlo al agua, con eso dio fin al
partido y a mi paciencia.
Con la pierna adolorida y Estephanie
riéndose en todo el camino, regresamos a nuestras casas, ella me indica
la hora que desea que la recoja, así de directa es y eso me gusta,
supongo que tendré que alquilar un terno y vestirme “como gente”, como
dice mi viejo, ni que estuviera vestido como marciano y eso que no me
venden en bolsitas; invento mata planeta, si supieran lo que cuesta al
tiempo degradar el plástico, aunque ahora hay uno que es ecológico, pero
para los supermercados, en fin, cuando trabaje en un buen periódico,
iré a molestarlos un rato.
Llevo a Estephanie a mi casa y la dejo
esperando en la puerta de la calle, cojo el cuadro que pinte y se lo
entrego, ella reconoce el sitio y sonríe, sabe de dónde lo pinte y
también recuerda que estaba yo haciendo, sobre todo mi expresión; pues
ella a propósito se reía, solo para molestarme. Le explico que barco fue
el que pinte y lo último que veo es su sonrisa, antes que mi viejo
venga en carro y me deje ciego, Estephanie se despide y se va caminando,
pues es temprano y vive a dos cuadras, la escucho cantando mientras
dobla la esquina, el cuadro estará en buenas manos, lo sé.
Mi viejo
baja del auto metiendo las llaves en el bolsillo, murmura algo que no
escucho y se acomoda los lentes, esos que se le caen al quedarse dormido
leyendo el periódico. Parece que ha tenido un día difícil, y yo ya tuve
suficiente con mi pie lastimado y mi cabeza llena de arena; entro y
espero que mi viejo meta el auto a la cochera y nos acompañe en la mesa,
pues mi tía Elmira acaba de llegar con pollo a la brasa y mi papá no
necesita doble invitación, si por él fuera, nos bota de la casa y se lo
come solito. Mientras mi mamá y mi tía Elmira meten mano a las papas
fritas, mi papá destroza una pierna de pollo; yo abro la ventana, hace
un calor, aunque mirando el calendario dentro de poco no será necesario,
pues aunque quiera yo alargar mas los días, estos tendrán su horario
habitual, el verano ya se acabó.